Martorell puede presumir de un patrimonio cultural amplio y diverso, que se manifiesta de manera visible tanto en la arquitectura como en las fiestas y la gastronomía del municipio. Una muestra clara para el visitante son los esgrafiados que embellecen muchas fachadas de las casas de La Vila, una técnica de decoración característica del centro histórico.
El patrimonio cultural de Martorell incluye un amplio repertorio de figuras festivas, como el bestiario, los gigantes y los cabezudos. Entre estas tradiciones, destaca el baile de La Quadrilla, de origen incierto pero probablemente inspirado en los bailes de salón del siglo XVIII. Otros bailes propios son la Polca dels Gegants, la Velleta y el Diable, recogida por Joan Amades, así como el Valset y el Ball Nou de l’Esbart Dansaire.
En el ámbito gastronómico, Martorell cuenta con cuatro especialidades propias: el pollo con uvas, relacionado con los orígenes y la tradición vitivinícola del municipio; el chocolate capuchino, que proviene de la época en que los capuchinos vivían en el antiguo Convento de los Capuchinos —actual Museo Municipal Vicenç Ros—; la coca del Tíscar; y las galletas del Puente del Diablo.
Tan visible y emblemático como los esgrafiados es el Puente del Diablo con su arco romano, vestigio del paso de la Vía Augusta, que confirma a Martorell como cruce de caminos y puerta de entrada a Barcelona. La importancia de este puente también se refleja en la leyenda que lo rodea, protagonizada por la Velleta, el gato y el Diablo.

El Puente del Diablo es uno de los máximos exponentes del patrimonio cultural de Martorell y uno de los pocos restos que se conservan como testimonio de la red vial romana de la zona del curso bajo del Llobregat y del Anoia. Está situado a la entrada del Congost del Llobregat, justo después de la confluencia con el río Anoia.
Fue construido alrededor del año 10 a. C. por las legiones romanas III (Macedónica), VI (Victrix) y X (Gémina), según indican las marcas identificadas en algunos sillares, en el momento en que se llevó a cabo la nueva estructuración de la Vía Augusta como consecuencia de la fundación de la Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino (Barcelona), a finales del siglo I a. C. El arco es el testimonio más importante de esta época que se ha conservado hasta hoy.
Se desconoce la fecha de destrucción del puente romano, pero se sabe con certeza que en 1283 se inició la construcción de un nuevo puente de estilo gótico con una fisonomía similar a la actual. La reconstrucción del puente, también llamado de Sant Bartomeu por la capilla románica que tenía al lado o puente de piedra, fue una obra de gran importancia y, con este fin, se realizaron recaudaciones y se impusieron tributos durante muchos años.
El proceso de transformación de la red viaria, sobre todo a partir del siglo XVIII, propició numerosas intervenciones sobre la obra del puente y en su entorno, como la construcción de la cuadra de caballería.
En 1939 el puente fue volado por el ejército republicano en retirada al final de la Guerra Civil. En 1961 se iniciaron los trabajos de reconstrucción del arco gótico central. La demolición de las casas adosadas al cappont de Martorell puso al descubierto restos del aparejo romano.

El derribo del antiguo matadero municipal (1990) permitió localizar los restos de la capilla de San Bartomeu.
Desconocemos la fecha de construcción de la iglesia, que se encuentra documentada por primera vez en 1208, y la excavación arqueológica realizada no proporcionó datos para establecer su fundación.
A mediados del siglo XV recibía diezmos y primicias de diversas fincas situadas en los términos de Martorell y Esparreguera, y poseía seis masías y varias casas en el núcleo urbano de Martorell, además de los censos de cuatro abrevaderos y de un lavadero. Fue representada en varios grabados de los siglos XVII a XIX, que ofrecen una visión parcial del edificio, formado por una nave con cabecera rectangular y un hastial coronado por un campanario de espadaña.
Al lado norte se adosaría una pequeña sacristía y el conjunto estaría rodeado por una cerca que delimitaría el espacio de la sagrera. Los vestigios conservados permiten intuir que el edificio había sido levantado con una fábrica muy pobre y deficiente, que ya en 1504 presentaba patologías importantes. Por ello, la nave se reforzó con la adición de cuatro contrafuertes.
Al encontrarse junto al estribo del Puente del Diablo, el edificio se convirtió en un lugar estratégico durante los distintos conflictos ocurridos en el primer tercio del siglo XIX. Durante la Guerra del Francés, entre 1808 y 1814, el edificio fue utilizado como pajar; en 1819 se reintegró el culto; en 1821 fue saqueado; en 1830 fue restaurado; y en 1835 fue nuevamente destruido durante la Primera Guerra Carlista, no volviéndose a rehabilitar.
En 1856, el obispado cedió los terrenos que ocupaba al Ayuntamiento de Martorell, que construyó sobre ellos el matadero municipal en 1870, demolido en 1990. Entonces se llevaron a cabo tres campañas de excavación en 1990, 1991 y 1992, que han permitido documentar y poner en valor los restos del edificio, que hoy se pueden ver rodeados por una zona verde y un parque infantil.
En la necrópolis situada alrededor, conocida popularmente como el cementerio de los pobres, se enterraron, entre otros, las víctimas de la Guerra de Sucesión (1705-1714) y de la Guerra del Francés (1808-1814).
Nave y parte de la cabecera de la iglesia que se conserva hasta una altura máxima de 1 m. Edificio de pequeñas dimensiones muy arrasado, de planta rectangular con la cabecera no diferenciada en el exterior. Presenta una fábrica muy heterogénea, fruto de muchas reparaciones, que combina paños de mampostería muy burda con paños de tapia, apoyados sobre un zócalo de sillería pequeña de piedras rojizas.
Mide unos 5,3 m de ancho por 14,5 m de largo aproximadamente y una altura máxima de 1 m en la nave. La cabecera se encuentra muy arrasada, probablemente por los desprendimientos de la ribera del Llobregat provocados por las riadas. Está orientada de este a oeste, con el espacio presbiterial situado al oeste.
La nave fue reforzada con cuatro contrafuertes, situados por pares a ambos lados. Actualmente se puede ver en el interior el último pavimento que tuvo el edificio, formado por grandes losas y ladrillos. Las excavaciones arqueológicas realizadas alrededor del edificio han permitido localizar parte de la necrópolis que existía en la sagrera y algunos muros de época medieval.
La capilla fue destruida en 1835 y en 1870 se construyó sobre ella el matadero municipal, que fue demolido en 1990 junto con el resto de casas que había a su lado en la ribera del Llobregat.

És un gran edifici neoclàssic aixecat el 1834 per Antoni Nicolau, exportador de vins. Consta de tres plantes i golfes sota un ràfec amb dos portals de punt rodó, dos d’adovellats i dos més de petits als costats, amb tarja de ventall.
Al pati de l’entrada principal té sis grans columnes toscanes adossades i una reixa amb la inscripció “AÑ 1834”, any de la seva construcció. L’interior guarda un important conjunt de pintura mural d’estil imperi, del segle XIX.
La tradición identifica una de las habitaciones como “la cámara de la reina”, en referencia a las estancias de Isabel II en Martorell durante alguno de sus desplazamientos.
El hijo del constructor, Josep Antoni Nicolau i Bujons, fue un amante de la pintura, coleccionista de pintura italiana del barroco, y reunió obras de pintura antigua y contemporánea de los mejores pintores de la época en sus casas de Martorell y Barcelona.
Actualmente alberga la Escuela Municipal de Música.

El Café del Progrés, inaugurado en 1928, fue proyectado por Josep Ros i Ros dentro de las líneas clásicas del noucentisme que el arquitecto había ido adoptando. La fachada principal y la posterior tienen el coronamiento curvilíneo y tres portales semicirculares separados por pilastras decorativas estriadas con capiteles jónicos.
En el centro hay un gran óvalo con el nombre El Progrés rodeado de una decoración de guirnaldas.
En las fachadas laterales, una serie de arcos se entrelazan enmarcando las ventanas. En 1931 se inauguró el teatro, con dos plantas y un gran escenario.
En la planta baja, galerías de madera abultadas con molduras elípticas decoradas rodean la pista de baile. En dos de las columnas, el capitel tiene forma de pequeñas cabezas con gorros frigios, alegóricos de la República.

Es el único resto que se conserva del hospital de enfermos pobres fundado en Martorell por Guilleuma de Castellvell en 1205. En 1313 la capilla ya existía, sufriendo reformas posteriormente en los siglos XVIII y XIX.
La capilla estaba adosada al hospital. Con la excepción del vestíbulo gótico, el resto del edificio es del siglo XIII, de estilo tardorrománico. Tiene una sola nave de planta rectangular sin ábside diferenciado, cubierta con bóveda de cañón apuntada reforzada por dos arcos torales que la dividen en tres tramos. En la entrada hay un cuarto tramo, con un arco gótico que podría datar de 1370, según un documento de ese año en el que el vicario general ordena la reedificación del pórtico.
En el siglo XVIII se realizaron reformas, con la construcción de un coro elevado y la fachada. La puerta de entrada, adovelada y enmarcada con grandes sillares, tiene encima una hornacina con la imagen del patrón, San Juan Bautista, y un rosetón con una flor de seis pétalos. Modernamente, ha sido decorada con esgrafiado de Jaume Amat a finales del siglo XX.
El presbiterio está presidido por un retablo (parcialmente oculto por la imagen de San Juan situada delante) con altar. Dos columnas salomónicas con capiteles jónicos, decoradas con pámpanos y aves, enmarcan una pintura sobre madera de la Virgen de Gracia con el Niño (siglo XVI), donación de Montserrat Ros (1987).
En 2011, la Cofradía de la Virgen de Tíscar de la localidad de Quesada (Jaén) entregó una reproducción de la Virgen, que ha quedado instalada en la capilla.

La Casa de les Hores fue la residencia de verano del filósofo y escritor Francesc Pujols i Morgades. Fue construida por su padre, Isidre Pujols, entre 1888 y 1890. Es un edificio de planta cuadrada con piso y desván, rematado por una torreta mirador y rodeado de jardín. En la reja de la entrada está forjada “la escala de la vida”, símbolo del pensamiento de Francesc Pujols.
Su interior, conservado con excepcional cuidado por los herederos del pensador, mantiene la ambientación y los recuerdos del filósofo. Cabe destacar el despacho y la biblioteca, que guarda un importante volumen de documentación y de la obra de Francesc Pujols, así como un notable conjunto de acuarelas, óleos, grabados y dibujos de sus amigos artistas: Dalí, Xavier Nogués, Feliu Elies, Josep Aragay o Ricard Canals, entre otros.
Desde 1992 es la sede de la Fundació Francesc Pujols.

La farmacia Bujons, propiedad del farmacéutico Josep Antón Bujons i Palau, abrió sus puertas en 1842 y estuvo en funcionamiento hasta 1957. Tenía el aspecto de las farmacias del siglo XIX, con todas las paredes llenas de frascos de vidrio con el nombre de los productos minerales o vegetales escritos a mano y ordenados en los estantes de madera, así como también frascos de cerámica estilo imperio, blancos, en forma de copa o cilíndricos.
El ‘cordalier’ o mueble frontal principal tenía en la parte superior la inscripción «Pharmacia cum natura, ad salutem conspirans». El mostrador de estilo modernista estaba decorado con grandes óvalos con decoración floral en el interior.
También conservaba los utensilios del laboratorio situado en la trastienda (morteros, balanzas, recetarios), así como una importante biblioteca con un fondo de más de 2.000 libros de farmacia y medicina. En 1989, el Centre d’Estudis Martorellencs promovió la restauración de la Farmacia, y posteriormente se volvió a abrir al público como equipamiento cultural.

El refugio antiaéreo de la Pl. de la Vila fue uno de los construidos en el marco de la Guerra Civil. Fue localizado en 1990, a consecuencia de las obras de pavimentación de la plaza y, dado su buen estado de conservación, el ayuntamiento decidió habilitar el acceso para la visita.
Actualmente se conservan unos 35 metros de longitud. Mide 1,20 metros de ancho y entre 1,80 y 2 metros de altura en la parte central, se encuentra a una profundidad máxima de unos 8 metros y se accede por 27 escalones. Está excavado en arcilla, sus paredes están recubiertas de ladrillos unidos con pequeñas dosis de cemento, la cubierta es de bóveda de cañón y el suelo de tierra compactada.

El certamen nació con motivo de la Feria de Primavera de 1976, con la participación de la figura de Josep Carol, uno de los literatos más importantes del panorama literario de la época. Surgió bajo el nombre Día de la Poesía, en el que se premiaba el mejor libro de poesía catalana, poesía castellana y una sección de premios locales. Posteriormente, se denominó Día de las Letras y, finalmente, Premio Vila de Martorell.
Una parte muy importante del éxito del concurso se debió a la categoría del jurado, formado desde un principio por nombres destacados del mundo de las letras y de la cultura catalana y castellana, entre los más relevantes: Josep Gomis, Josep Buxó, Josep Cruset, Joan Perucho, José Jurado Morales, Llorenç Gomis, Antoni Comas, Josep Romeu, Josep Corredor-Mateos y, sobre todo, por el interés y la aportación personal del escritor martorellense Josep Carol.
A lo largo de su historia, los distintos consistorios han dado apoyo al Premio, añadiendo ampliaciones y novedades, especialmente para los autores locales. Fue en 1986 cuando se publicó, en dos volúmenes, a los ganadores de los primeros 10 años de poesía catalana y castellana. A partir de 1987, se publicó de manera separada el premio de poesía catalana y el de poesía castellana.
Hoy en día, el Premio Vila de Martorell ha aumentado su repercusión no solo en Cataluña, sino también en el resto de España y en el extranjero, especialmente entre los autores locales.
A lo largo de los años se ha ido incrementando la dotación de los premios, se ha fomentado la participación de jóvenes y se ha diversificado el jurado, uno destinado al concurso de poesía catalana y castellana y otro al concurso local y al blog.

La Fundación Francesc Pujols i Morgades es una entidad privada benéfica y docente. Fue fundada por Faust Pujols i Alcover el 17 de enero de 1992 con la voluntad de dar a conocer la obra de su padre, el filósofo Francesc Pujols i Morgades.
El objetivo de la Fundación es promocionar, fomentar, divulgar, prestigiar, proteger y defender la obra cultural y filosófica de Francesc Pujols.
Francesc Pujols i Morgades nació en Barcelona en 1882, hijo de un procurador barcelonés y de una vilafranquina emparentada con la familia del obispo Morgades. Estudió filosofía por su cuenta. Gracias a la situación acomodada de su familia, pudo vivir de rentas y dedicarse plenamente a sus aficiones e inquietudes intelectuales.
Su obra abarca desde la poesía hasta el teatro y el ensayo filosófico. En 1918 publicó Concepte general de la Ciència catalana, que es un intento de probar la existencia de una corriente filosófica genuinamente catalana, que arrancaba con Ramon Llull, y fundó un sistema propio que llamó hiparxiología o pantología.
Siempre fue considerado un hombre de espíritu, humorista, conversador agudo y tertuliano ingenioso.
Falleció el 13 de febrero de 1962 en la Torre de les Hores de Martorell, donde se había trasladado a vivir en 1926.