La ruta del río Anoia y la sierra de l’Ataix nos propone conocer dos entornos emblemáticos de Martorell. Por un lado, el entorno del río Anoia, con su bosque de ribera, el molino harinero y los huertos todavía productivos; y por otro, la sierra de l’Ataix, con su relieve escarpado de acantilados rojizos, vistas infinitas a la montaña de Montserrat, chozas de piedra seca y las curiosas torretas de comunicación.

La dificultad es media, con una distancia de 8,5 km y una duración aproximada de 3 horas.

Comenzamos la ruta en el aparcamiento habilitado bajo el puente de Anoia y tomamos el camino del Molí Fariner siguiendo el curso del río Anoia. Caminaremos hasta el Molí Fariner, flanqueados por los huertos del Anoia, a nuestra derecha, y por el río Anoia, a la izquierda. Cruzaremos el río a la altura del molino y nos dirigiremos hacia Santa Margarida, pasando primero por delante del cementerio. En este punto, giraremos y caminaremos en paralelo a la AP-7 durante unos cien metros, acompañados por pinos, alisos y chopos al lado izquierdo del camino.

Una vez situados bajo la AP-7, haremos un cambio de sentido y subiremos por un estrecho camino entre antiguos campos de viña y olivos abandonados hace tiempo. Este sendero nos llevará hasta el torrente de Rocafort, que dejaremos a nuestra derecha para tomar otro camino que nos acompañará junto a los acantilados de conglomerado rojizo hasta la cima de la sierra del Ataix.

En la cima de la sierra, las vistas al Llobregat y a la montaña de Montserrat son espectaculares. En la sierra visitaremos algunas barracas de piedra seca construidas cerca de antiguos campos de viña y olivos, y conoceremos diversas especies de fauna y flora de la zona.

Al llegar a lo alto de la sierra, giraremos a la derecha por una pista forestal cómoda y amplia en dirección a las Torretes, que visitaremos para conocer su función y construcción. Después de ver el mirador de la Torreta Griminella, iniciaremos un descenso más pronunciado hasta llegar de nuevo al núcleo urbano de Martorell, junto al río Llobregat y su imponente Puente del Diablo.

Finalmente, solo nos quedará caminar por la llanura entre huertos, reencontrando el curso del río Anoia, hasta el punto de partida, completando así la ruta del río Anoia.